Ya les había puplicado que la historia se mudaría, pero como no se mostró la entrada lo diré de nuevo: LA HISTORIA SE MUDA A FACEBOOK. Ya tengo a varias personas unidas unidas ahí, y ustedes pueden hacerlo también. Es un verdadero descontrol aquí en blogger y por eso tomé esa decisión. Las estaré esperando.
El link del grupo para unirse y leer la historia es: https://www.facebook.com/groups/210885042421923/
Espero y sigan leyendo la historia (:
Gracias.
16 de octubre de 2013
12 de octubre de 2013
Oneshoot #2 'La hija fantasma del violín'
La historia siempre se repetía. Ella vivía
solamente con su tío de tan solo 26 años de edad, irresponsable y muy fiestero,
nunca le ponía atención a su sobrina y en sumas considerables iba a 2 de sus
juntas escolares anuales. (Tú), afortunada estudiante de intercambio que reside
ahora en París, entró a una escuela de artes. 16 años. Latina y con un peculiar
físico: buen cuerpo, y cualidades físicas extraordinarias de un latino, solo
que con una pequeña diferencia… Sus ojos. ¿Sus ojos? ¿Qué tienen que ver los
ojos en esto? (Tú) era considerada ‘extraña’ —o en sus peores casos ‘adefesio’,
como solían decirle sus compañeros— por tener unos grandes ojos, pero de color
gris. No, nada de verdes grisáceos ni otro color: grises totalmente, casi
transparentes. A causa de esto era obligatorio que usara siempre pupilentes de
un color aceptable: marrón. Nadie en la vida había visto a una chica como ella,
pero independientemente de sus ojos también destacaba su increíble elasticidad:
otro motivo para que todo mundo en la escuela la molestara.
Tenía un amor platónico. Sí, un amor platónico, pero desgraciadamente
era de los peores, de los peores muchachos que debió conocer ella. ¿Su nombre?
Bill Kaulitz. ¿Para qué mencionar su físico si con el nombre basta para saber
que es el típico “hombre perfecto” que todas quieren? Pero bueno, en él también
destacaba algo: su increíble frialdad y maldad que abundaba en él. Le encantaba
molestar a los chicos que estuviera en el primer año de la escuela, o hasta los
de su mismo salón; su principal blanco fue (Tú): golpes en la cabeza, tirar sus
libros, empujarla fuertemente, aventarle bolas de papel con saliva y demás
cosas le hacía él. Digamos que (Tú) no era de las que decía “aquí te agarro,
aquí te mato”, pues era pacífica y lo mejor que podía hacer era ignorar todo lo
que le hacía su compañero aunque cada vez las faltas al respeto fueran más
serias, pero también ella no sabía cómo defenderse.
(Tú) tenía dos amigos: una chica llamada Rue y un chico llamado
Emmanuel. Ambos eran hermanos gemelos, bastante rebeldes pero muy inteligentes,
guapos los dos y defensores de (Tú). Ellos la apodaban “Koa”, un diminutivo de
Koala por ser cero agresiva y tener un instinto de ternura que mataba a
cualquiera. Rue odiaba con el alma a Bill Kaulitz por el simple hecho de ser él
y molestar siempre a su amiga, aunque de hecho ya en ocasiones le ha dado sus
escarmientos ese chico: una vez, junto con su hermano le dieron una paliza
espeluznante que hasta dejó de molestar a (Tú) por un mes y medio, y no porque
lo quisiera, sino porque estuvo en cama en ese tiempo con uno que otro hueso
roto. Rue y Emmanuel practicaban artes marciales mixtas, lo que les daba cierta
ventaja sobre el idiota de Bill.
La rutina de (Tú) era la misma: ir a la escuela, soportar a Bill, ser la
mejor de su clase, regresar a casa y poner música en volumen alto para no
escuchar los terribles momentos de sexo de su tío, casualmente con el mismo
nombre que su amigo: Emmanuel.
Para nadie sería interesante tener la vida de (Tú).
—Oye,
tú, resorte —dijo Bill dirigiéndose a (Tú) —: tengo una tarea de artes
visuales, y…. no sé, se me vino a la mente que tú podrías ser buena en esa
materia —sonrió irónico—. ¿Podrías ayudarme?
—Ah, eh, bueno… no sé —susurró ella, agachando la mirada a la bandeja de
su desayuno.
¿Cómo ella podía decirle que no a Bill si lo amaba? Aunque le hiciera lo
que le hiciera a (Tú) le interesaba algo de él aún ella ni siquiera lo sabía. No,
no era su físico, tampoco su sonrisa… era algo más en su interior.
Justo cuando iba a alzar la mirada para decirle que sí, otra tercera
persona interrumpió el momento.
—
¿Qué haces aquí, Kaulitz? —dijo Emmanuel con voz seria.
—Vengo a saludar a su amiga, ¿no es así? —mira Bill a la chica
sonriente.
—Más vale que te vayas, hombre —intervino Rue. ¿Desde cuándo ellos dos
ya estaban ahí?—: ¿o qué? ¿Quieres otra paliza? —sonrió ella orgullosa de aquel
acto heroico.
—Que chistosa ¿ah? Solo quiero que esta me ayude con mi tarea de artes
visuales y ya —se encogió de hombros el pelinegro.
(Tú) no dijo nada. Sabía que otra pelea entre los hermanos y Bill estaba
por comenzar: ya lo había visto antes. Rue era una chica que con solo ver a Bill
se ponía furiosa: nunca toleró que él molestara a su amiga Koa.
—Lárgate de aquí y busca a otro de tus pendejos para que te haga tu
tarea —dijo Emmanuel.
—Aparte de horrible, burro —dijo Rue con una sonrisa.
—Oye mocosa, m…
Antes de que pudiera decir algo el pelinegro Emmanuel lo tomó del cuello
de su costosa playera mirándolo con los ojos desprendiendo chispas, lo que
alarmó a (Tú). Rápido se levantó y separó a ambos.
—
¿Quieren dejar de pelear, por favor? No más escándalos. Bill, solo vete ya
—dijo (Tú) aunque por dentro se arrepintiera de lo que su boca estaba
diciendo—; Emmanuel, no le hagas caso ¿sí? No voy a hacerle nada.
—Es lo mejor que he escuchado, (Tú) —dijo Emmanuel.
—Eres una idiota, resorte —exclamó Bill hacia (Tú).
Y
este se fue de la cafetería hecho una rabieta, odiaba perder en cualquier cosa.
Eso lo pagaría (Tú) desgraciadamente.
—¡Por Dios, (Tú)! ¡No soporte verte actuar así, tan tonta! —exclamó Rue
enojada— Defiéndete, no te dejes, carajo. Y ese idiota… —bufó ella— ojalá y el
karma se lo chingue por cabrón.
—Ya no digas más, ¿quieres? —murmuró la de ojos grises.
* * *
El horrible frío en Paris era una de las
peores cosas en aquella ciudad, más para Bill Kaulitz. Tener 17 años y estar a
las 9 de la noche en lugares alejados de tu casa debía ser bastante peligroso,
pero no para él. Iba solo por una cosa. Algo ¿rutinario? Sí, pongámoslo así.
Rutinario. Cerca de las 9 o 9.30 pm siempre se lograba escuchar a alguien
cantar; mucha gente especulaba que incluso la voz cantaba después de las 12,
exactamente a la 1 de la madrugada y que bien podría ser un fantasma… ¿Pero qué
fantasma podría tener una voz tan hermosa, tipo Amy Lee? ¿O tipo Simone Simons?
Eso a Bill le gustaba. Fuera de la mierda que era Bill Kaulitz en la escuela,
en su casa o en su cuarto era algo completamente diferente. Amaba el canto y en
ocasiones escribía sus propias canciones donde fuera: hojas inservibles de la
escuela, servilletas, cualquier cosa en la que pudiera escribirse algo.
¿Cómo alguien podía ser tan cruel fuera de su casa y dentro de ella ser
algo completamente bueno?
Como siempre, Bill se escapaba de su casa solo para escuchar aquella
voz. Siempre tenía dudas de quién era realmente, porque tenía problemas para
identificar si era chica o chico, aunque la mayoría de las veces siempre tenía
la idea de que era chico. La voz siempre cantaba canciones de bandas
sobresalientes, en especial del género power o folk metal, metal sinfónico y
rock y en raras ocasiones algo de pop. Al parecer tenía buen gusto. Bill moría
por conocer a la persona, pero también rogaba que no fuera alguien cercano a su
escuela para no caer en la vergüenza total: nadie sabía lo que él hacía por las
noches.
Exactamente a las 9.30 pm llegó, listo para
escuchar algo nuevo de la persona, inclusive ya sabía en qué casa era donde
ocurría el increíble espectáculo. Se subió al típico árbol de aquella casa y
por trigésima quinta vez comprobó que la ventana estaba tapada por una cortina
negra; no le importó y espero algo nuevo. Y así fue, la voz comenzó a cantar su
canción esta vez acompañada de su violín. Genial, algo de acapella pero con un
violín. No le importó a Bill si no conocía la canción, solo quería escuchar y
listo: esto hacía que Bill se deshiciera de toda la mierda que lo tenía de mal
humor siempre.
Follow your common sense
You cannot hide yourself
behind a fairytale forever and ever
Only by revealing the hole truth can we disclose
The soul of this bulwark forever and ever
Forever and ever…
You cannot hide yourself
behind a fairytale forever and ever
Only by revealing the hole truth can we disclose
The soul of this bulwark forever and ever
Forever and ever…
Indoctrinated minds so very often
Contain sick thoughts
And commit most of the evil they preach against…
Contain sick thoughts
And commit most of the evil they preach against…
(Sigue tu sentido común.
No puedes esconderte.
Detrás de un cuento de hadas por siempre.
Sólo revelando toda la verdad, podemos liberar
El alma de este baluarte por siempre.
Por siempre…
No puedes esconderte.
Detrás de un cuento de hadas por siempre.
Sólo revelando toda la verdad, podemos liberar
El alma de este baluarte por siempre.
Por siempre…
Las mentes adoctrinadas a menudo
Tienen pensamientos enfermos
Y se entregan más a la maldad contra la que predican…)
Tienen pensamientos enfermos
Y se entregan más a la maldad contra la que predican…)
Solo se escuchaban apenas los sonidos de la
canción original y un violín tocado por la voz. No bueno, con esto Bill se
enamoró más: jamás había escuchado esas notas tan altas ni tampoco esos
registros. Superaba por mucho a Bill en el canto: su voz era poco comparada a
esta. Definitivamente quería conocerlo fuera quien fuera.
Se sorprendió al escuchar voces masculinas; puede que ahora formaban un
pequeño grupo pero nunca los escuchó él, o solamente por esta vez la voz tenía
compañía.
Terminando la canción Bill, como todas las noches, se decepcionó un poco
al no poder conocer a la persona perteneciente de la voz: su curiosidad crecía
cada vez más. Por la voz, y por la forma perfecta de tocar el violín.
* * *
Otro día normal en la escuela. (Tú), Rue y
Emmanuel habían terminado su clase de canto para luego ir a desayunar. Todo
transcurrió normal. Por ahí pasó Bill y se percató de lo que platicaban “los
imbéciles”, como les solía decir él a los amigos de Koa.
—Pues no sé ustedes, pero me lucí con ‘The
Phantom Agony’ de Epica —dijo Rue orgullosa de sí misma.
—La cantaste bien —dijo (Tú) esbozando una
sonrisa.
—La verdad es que quiero cantar como la
guapa de Simons, pero no creo poder hacerlo —dijo la pelirroja algo
decepcionada.
—Yo creo que sí lo vas a lograr: nada es
imposible —agregó la de ojos grises.
—Ya, ya: no hay que darle alas a Rue. Yo en
cambio, tengo los registros de Till de Rammstein —sonrió él más orgulloso.
—Eres un idiota —dijo Rue.
—Pero bueno, cambiando de tema: Koa, tu voz
es pésima —dijo Emmanuel divertido.
—¡Oye! No seas grosero con Koa: ella algún
día logrará cantar como Amy Lee, ¡o como la mismísima Simone Simons! —exclamó
emocionada.
—No, no lo creo. Mi voz es horrible
—susurró Koa.
No, obviamente no podía ser cierto. ¿La
persona que poseía esa voz tan hermosa y potente era Rue Grey Boyne? Carajo:
esto era lo que peor que le había pasado a Bill. Jamás se lo esperó. Ni
siquiera le pasó tantito por la cabeza.
Rue… increíble. Bill tanto que anhelaba conocer a esa persona y resultó
ser su peores pesadilla. Vaya suerte la suya.
* * *
¡O no! ¡Qué día tan trágico para (Tú)! Que
se la trague la tierra ahora mismo, por favor. Lo único que podía escuchar ella
era risas, más burlas hacia ella, y más de Bill. ¿La causa? Alguien corrió el
secreto de (Tú): gustaba de Bill, y peor aún, que era su amor platónico. Seamos
sinceros, nadie le dice “amor platónico” a alguien de la escuela; para (Tú)
esto era bastante vergonzoso. En cada
descanso de clases Bill aprovechaba para molestarla diciéndole cosas cursis y
poco graciosas; las chicas más guapas también se burlaban de ella e incluso le
hacían bromas más pesadas por ser tan ridícula, según ellas.
Las consecuencias de esto fue que Rue explotara y golpeara a cada chica
y/o chico que la molestara. Estaba tan molesta con (Tú) al no defenderse y solo
llorar y lamentarse por abrir su bocota. Emmanuel en cambio solo trataba de
consolar de su amiga Koa pero estaba más sorprendido al saber que le gustaba
(Tú). ¿Qué más cosas no se sabían de ella?
Nuevamente el egocéntrico Bill Kaulitz se acercó a (Tú) para molestarla.
Emmanuel se levantó de la banca más furioso que nunca: nadie se metía con Koa,
pero eso a Bill ni le importó.
—Hola, pichoncita —dijo Bill divertido—… Me estaba preguntando si
¿quisieras ser mi novia?
—Mira, imbécil anoréxico ya me tienes hasta la m…
(Tú) se levantó y lo detuvo antes de que su amigo dejara a Bill en el
suelo por knock-out definitivo. Respiró hondo ella y se armó de valor. Ya no
más burlas hacia ella; les iba a demostrar a cada uno de lo que ella era capaz.
Bill rió al ver que Koa detuviera a Emmanuel, pero este a cambio recibió
un increíble puñetazo por la de ojos grises que sí, lo dejó en el piso; le dejó
la mandíbula con un increíble dolor. Wow, la chica tenía fuerza. Los tres se
quedaron sorprendido pero más (Tú), casi al punto de arrepentirse por haberlo
hecho. Se puso de cuclillas frente a él y lo miró: tenía el aspecto de Rue.
Rebelde.
—
Me sacaste de mis casillas, perdón —dijo ella inocentemente—… No quería hacerlo
pero ¿sabes? Ya me hartaron. ¿Y sabes qué más? —sonríe— Voy a demostrarte a ti…
a tus fieles perras… a tus fieles mojigatos y a todo mundo que no soy lo que
aparento. Esto que ves en mí Bill, querido amor platónico, no es lo que soy —se
encogió de hombros. Koa estaba soltando todo lo que tenía guardado durante este
tiempo como estudiante de intercambio y una vez diciéndolo no podía detenerse.
Bill estaba atónito ante sus palabras, y sangrando del labio—: ojalá que el
karma te joda muy pronto ¿vale?
Emmanuel ante esto comenzó a carcajearse: por fin (Tú) se había revelado
contra uno de los peores busca pleitos en la escuela de artes. Se sentía bien.
Mucha paz y tranquilidad.
Con que a esto se refería Rue.
—Perfecto, (Tú) —dijo Emmanuel luego de comenzar a aplaudir orgulloso—:
me sorprendes. Te mereces algo por esto. Vámonos: tenemos que celebrar con mi
hermana.
Ambos se fueron dejando a Bill solo.
Más tarde, en la noche los tres fueron a cenar unas pizzas. De verdad
era un momento épico para los tres, pero para (Tú) no del todo: se sintió un
poco arrepentida aunque supiera que Bill se merecía eso y más.
* * *
Ahora que Bill sabía que Rue, su ídolo en
el canto, poseía esa increíble voz concurría más a su casa para escuchar nuevas
canciones interpretadas por ella.
Nuevamente, 9.30 pm. Subió a ese árbol que comenzaban a faltarle las
hojas, por cierto, y no vio nada de luz en el cuarto. Qué raro. Era la segunda
vez que pasaba esto. “Tal vez está consolando a la resorte”, pensó él, pero era
tan egoísta que solo quería a Rue en las noches para el solo y poder escucharla
cantar.
—Vamos, Rue, canta algo, maldita sea —dijo.
Nada.
Se percató de que la luz se prendió, ¡demonios! Seguramente la rebelde
Rue lo escuchó y ahora mismo saldría a golpearlo por espiarla. Rápido bajó, se
raspó las manos y parte de la cara y salió corriendo de ahí despavorido.
* * *
—¡Y así es! Nuevamente ‘La Hija Fantasma
del Violín’ como se le conoce artísticamente a esta chica junto con su banda vuelven
a triunfar con su video ‘Nemo’ de su disco ‘Say My Name’.
—Es increíble el potencial de voz que tiene
esta chica, pero ¡yo seguiré con esa duda! ¿Quién será realmente? Nadie ha
podido verla sin sus máscaras o antifaces: estoy enamorado de ella.
—Para los que no la conocen, esta chica es
reconocida en todo el mundo por ser una increíble voz en el metal gótico y
sinfónico. Ha alcanzado los registros y notas como Simon Simons y también se le
ha declarado como la voz sucesora de Tarja Turunen —explicó la primera voz
masculina—. Jamás en la vida se le ha podido reconocer bien la cara, su forma
de tocar el violín es extraordinaria. ¿Sabes lo peor de esto, Nathan? Que nunca
da entrevistas, y cuando lo hace solo puede verse su sombra: no deja verse.
—¡Por Dios! Yo creo que es hija del
legendario buckethead —rió Nathan.
—Deben escuchar sus canciones: ha hecho
múltiples covers de Epica, tales como ‘The Phantom Agony’ ‘Unleashed’, entre
otros.
—No pierdo la esperanza de que algún día la
veremos sin su máscara plateada, señores —dijo Nathan—, ¿o no, Freddy?
—Así es.
Otra nueva historia se repetía. Bill
Kaulitz, 5 años después de haber salido de la escuela de artes y ver como (Tú)
regresaba a su país natal al dar malas expectativas de aquella escuela, triunfó
en la música junto con su hermano gemelo Tom y sus dos amigos Georg y Gustav
aunque les durara poco: su primer sencillo y claro, también su primer disco fue
un hit en Paris aunque estuviera en su idioma natal: alemán. Tuvo miles de
copias vendidas, pero la fama empezó a decaer con el segundo disco… y
finalmente, para el tercer disco tuvieron que dejarlo todo. Pasaron a ser de
las mejores bandas de pop rock a un intento más en la música. Esto a Bill le
causó una depresión por varios meses: al parecer lo que le dijo Koa hace
algunos años se le estaba cumpliendo.
Nunca volvió a saber de ella, ni de Rue y su hermano gemelo Emmanuel.
¿Ellos tendrían una vida mejor que la de él? Seguramente sí. Bill no tardó en
arrepentirse por lo que le había hecho a la chica de ojos grises, pero aún
tenía esa duda existencial: ¿seguiría ella enamorada de él? Pronto admitió él
que ella fue la única que realmente sintió algo por él, pero ya para que
arrepentirse. Seguramente ella ya tenía a alguien más y el supuesto “amor”
hacia Bill ya era pasado.
—Cabrón, ya levántate: ahí está tu amor en la tele —le dijo su hermano
Tom a Bill.
—¿Qué? —dijo él con las cejas arqueadas.
Rápido se levantó de su cama aún sin hacer y bajó las escaleras, casi
tirando a Tom por las escaleras. ¿Rue se había vuelto famosa? Joder, no podía
ser. Bill ya había escuchado varias veces sobre ella en la radio, pero no
quería creerlo. ¿De qué hablarían sobre ella ahora? Ojalá y fuera de algo
bueno.
Digamos que Bill se hizo fan, en cierto modo, de ella pero lo negaba
frente a sus amistades. Compró a escondidas su primer disco titulado ‘All about us’. Amaba la voz de Rue,
aunque antes fuera un dolor en el trasero para él. También tenía otra duda:
¿por qué se hacía llamar ‘La Hija Fantasma del Violín’?
—¿Estará aquí?... ¿En el auditorio Antaine Flint Legado? —susurró Bill
sorprendido— ¡Demonios! Es la primera vez que estará aquí en Portugal; ¡Tom,
debemos comprar entradas para verla! —le gritó.
—Bill, no me jodas ahora ¿sí? No quiero a ver a esa mujer: ¡ni siquiera
se le ve la cara! —exclamó indignado.
—¿No te acuerdas de mi dolor en el trasero llamado Rue? Fue la que me
golpeó hasta dejarme con el brazo roto y el ojo morado.
Tom paró en seco lo que estaba haciendo. Sí, Tom la había visto un par
de veces pero… ¿de verdad era ella la hermosa cantante que Bill amaba —y sigue
amando— desde los 17 años? ¿Qué más cosas ocultaría Bill entonces? Tampoco es
lo que aparenta.
—Sí, la había visto: es un monstruo —sonrió Tom—: ¿de verdad es ella?
¿Entonces para qué se cubre la cara? —frunció el ceño— ¿Le habrá pasado algo?
—No me hagas preguntas de ese tipo y vallamos a comprar las malditas
entradas —bufó el rubio.
—Ok, ok —dijo al fin Tom—: vallamos por las entradas, ¡pero! Yo te daré
mi opinión acerca de ella: decían antes en la escuela que tenía una voz
impresionante —comentó.
—Me consta, hermano, me consta.
Genial: Bill iría a ver a Rue, por primera vez.
Al diablo con que lo vieran: iría a una de sus tantas presentaciones.
* * *
Auditorio Antaine Flint Legado, Portugal.
8.30 pm. ‘La Hija Fantasma del Violín’ y sus compañeros ya estaban listos para
dar un presentación en uno de los escenarios más representativos del país;
preparaban sus instrumentos con toda la precisión posible. Un enorme telón
color vino dividía la zona de espectadores y donde tocaría la banda; el violín
de la chica y esta misma ya estaban listos, el gran coro también, la chica
bajista, el guitarrista, el baterista y el tecladista igual, y un enorme piano
negro que los esperaba también.
Con sus largas cabelleras y su ropa característica y máscaras típicas se
deseaban suerte. Aunque ya habían hecho esto varias veces aún existían esos
clásicos nervios antes de tocar en una presentación. Les gustaba tocar frente a
un público pequeño, eso de 2000 personas o menos, ya que no se hacía tanto
alboroto.
Todos se prepararon, la vocalista se sentó en su clásico taburete negro
frente al pianista. Las luces se apagaron y todos pusieron el grito en el
cielo: típico, la emoción. Entre todos esos que gritaban Bill estaba ahí junto
con su hermano: ellos se sentían tan incómodos estando entre tanto lunático:
ropas de cuero, muñequeras con tachuelas, cabello largo, chicas maquilladas de
negro entre otras cosas.
El baterista, más conocido como Sheen
dio la señal, el telón se dividió en dos, las luces se prendieron y aparecía
La Hija Fantasma del Violín con un corsé negro y detalles azulados y un short
rasgado junto con su máscara plateada: algo típico en ella. El pianista empezó
a tocar las primeras notas de la canción, llamada ‘Memory’ y segundos después empezó a cantar la chica.
Todos
quedaron casi maravillados por la voz de esa mujer. Bill no podía estar más
enamorado de Rue.
Las canciones fueron pasando. Algunas
fueron covers y otras más de su propia autoría: sin duda alguna daba buena
vibra la banda aunque fuera de un género considerado como ‘satánico’. Inclusive
hasta había fanáticos de más de 30 años, todos ellos hombres y/o mujeres.
Fue hasta entonces que La Hija Fantasma
hizo algo inesperado para todo mundo: por órdenes suyas hicieron una pausa en
la canción ‘Cry for the moon’, una
canción que le traía recuerdos a Bill. La chica jadeó y luego sonrió, dio media
vuelta mirando a sus compañeros y de un solo movimiento de deshizo de su
máscara. Nuevamente dio media vuelta para mirar a su público y todos quedaron
pasmados, los gritos empezaron con más euforia al punto de querer acercarse más
para poder mirar a la dueña de la voz detrás de su máscara. Bill no lo pudo
creer. ‘La Hija Fantasma del Violín’ no era Rue: era (Tú). ¡La chica temerosa
como estudiante de intercambio en París! Demonios, ¿cómo no reconocerla? Tenía
esos grandes e increíbles ojos grises casi transparentes. Santa mierda: los
años si que han sabido caerle bien, pero ¿por qué habría de quitarse la máscara
ahora? ¿Ella sabía que Bill había ido a verla?
Joder. La mismísima Koa era la dueña de esa
voz de la cual Bill estaba enamorado y siempre iba a escuchar por las noches.
Bill estaba pasmado, más que todos los espectadores juntos. (Tú) estaba
cumpliendo todo lo que ella le había dicho al ganarse ese puñetazo en la
mandíbula.
Esa chica de tan solo 23 años superó a Bill
por mucho: ella junto a su banda eran de los más reconocidos en el mundo,
mientras que el ahora rubio junto con sus acompañantes quedaron en el olvido.
—Hola mis elegidos —dijo (Tú). Bill ni
podía hablar—, bueno… Sinceramente me había hartado de que no supieran quien
estaba detrás de esta máscara, mi compañera por casi 6 o 7 años —dice y pone en
alto la máscara—… ¿Qué puedo decirles? La banda y yo estamos agradecidos con
todos ustedes —comienza a pasearse por el escenario—: de no haber sido por
ustedes… no bueno: no estaríamos aquí…
—¡Estás bien buena! —gritaron varios chicos
al mismo tiempo.
—¿Qué? ¡Claro que no! —dijo (Tú) divertida—
No digan cosas estúpidas, mis elegidos. La verdad no tengo más que decir,
joder… Bueno, sigamos con este show antes de que llore como niñito golpeado
—suelta una risita.
‘Cry
for the moon’ vuelve a tomar su rumbo. De verdad que esto era de locos.
(Tú) ni alcanzó a ver a Bill: ella disfrutaba de cantar sus canciones.
* * *
—¡No, no! ¡Quiero verla, mierda! —gritó
Bill.
Estaba corriendo un riesgo. Lo sabía. Pero…
¡a la mierda la seguridad de (Tú) y su banda! Bill quería verla y… solo verla.
Idiota fue Tom al seguirlo, pero minutos después disfrutaba de todo esto:
conocer a La Hija Fantasma del Violín.
Ni
siquiera Bill recuerda como le hizo para colarse a la entrada de los camerinos
a escondidas de la seguridad extrema de la banda; buena suerte tuvieron los
hermanos al ver que tres grandotes los cacharon y después estos trataron de
meterse al camerino general de la banda. Gran escándalo estaban armando estas
cinco personas.
—¡Ey! Tranquilos, hombres… ¿Qué rayos pasa
aquí? —dijo Sheen el baterista. Al notar que sus guardaespaldas tenían a los
hermanos no dijo nada.
—¿Qué pasa, Sheen? —intervino una voz
femenina, miró todo y quedó pasmada— Oh, no… ¿Ustedes? —exclamó.
—¿¡Rue?! —exclamó Bill más pasmado que
ella.
Rue estaba con (Tú)… entonces, eso quería
decir que su hermano Emmanuel también estaba con ellas. Vaya suerte. Tom quedó
enamorado de Rue, literalmente: perfecta figura, cabello rojizo, tatuajes y
piercings en varias partes de su cuerpo. Toda una diosa, diría él.
—A (Tú) le encantará ver esto —rió Rue—:
déjenlos con nosotros, chicos. Los conocemos —sonrió.
—De acuerdo —dijeron dos de los guardaespaldas
y los soltaron bruscamente.
—¿Qué rayos? ¿Los conoces, Grey? —inquirió
Sheen.
—Seguro. Vengan chicos, por acá.
Tom tuvo que empujar a Bill para que
lograra mover sus piernas y caminara, éste último estaba más impactado que
nada: sabía que esos tres tipos no iban a separarse nunca aunque (Tú) estuviera
lejos de ellos.
Rue no dejó de molestar a Bill y él no
decía nada: estaba apenado, arrepentido e incluso decepcionado de todo lo que
había hecho antes con (Tú); en cambio Tom quería intentar hablar con Rue pero
ella lo ignoraba de forma descarada. No le interesaban tipos como él.
Lo más interesante de esto era ¿cómo iba a
reaccionar (Tú) al ver a Bill?
Era tarde para arrepentirse. Ya estaban
entrando al camerino de todos los integrantes. Bill se encontró a (Tú)
platicando con Emmanuel, el guitarrista de la banda y con una increíble voz
grave para hacer las típicas “voces de pecho”.
Todos se quedaron en silencio. (Tú) casi
gritó al encontrarse al que fue un grano en su trasero durante su estadía en
aquella escuela de artes años atrás: Bill Kaulitz. Que cambiados estaban todos.
Ella tenía su cabellera tan larga y negra como el azabache y una figura
espectacular aunque con un piercing en la ceja y un tatuaje en su mano; Bill tenía
su cabello rubio y con algunas extensiones y más de 3 piercing y 3 tatuajes en
todo el cuerpo. Demonios: podía olerse la tensión entre todos.
—Uh, Rue… —alcanzó a decir Emmanuel.
—Me los encontré junto con Sheen batallando
con los grandotes de allá afuera; me sorprendes, malditos: lograron llegar
hasta acá. Vaya sorpresa ¿no?
—Que maricas se ven —dijo Joey, el
tecladista.
—No sean idiotas —bufó (Tú).
Ella se levantó de su taburete y caminó
hacia Bill para abrazarlo solo con su brazo derecho, tuvo que alzarse un poco
de puntas para poder llegarle. Esto sorprendió a todos, más al rubio: ¿no
estaba resentida con él? Oh cielos: él estaba tan agradecido.
Se
separaron y ella sonrió. Al menos aún no perdía esa inocencia.
—¿Qué tal todo? ¿Con qué… Tokio Hotel, ah?
—dijo (Tú) sonriente.
—¿Hija Fantasma del Violín? —murmuró Bill.
—Esperen, ¿ustedes eran los de Tokio Hotel?
—intervino Joey— ¡Que los jodan! —exclamó.
Todos empezaron a hablar sobre ello. Esto
era algo nuevo e inesperado para (Tú) y Bill: jamás pensaron que volverían a
encontrarse. (Tú) sabía algo acerca de ellos: los conoció cuando lanzaron su
primer disco, y a decir verdad, le gustaban varias canciones. No tocaban mal
aunque fueran de géneros totalmente distintos.
Ambos se sentían incómodos al tener a todos
hablando como locos.
—Imbéciles —murmuró (Tú).
Sacó a Bill inesperadamente del enorme
camerino. Koa estaba feliz de haber visto nuevamente a su agresor en la escuela
de artes; cuando ella regresó a su país natal (Tú país) no dudó en hablarle a
Rue para preguntar cómo iban las cosas por allá, en ocasiones preguntó por Bill
y como iban en el canto. De hecho, estaban planeando formar la banda un
semestre después de la ida de Koa. Dada la casualidad de que un día ella
decidió mostrarles su verdadera voz y los hermanos Grey quedaron anonadados por
ello quisieron formar una banda diferente.
Ya estando fuera hubo un silencio entre
ellos. No sabían que decirse.
Bill decidió romperlo.
—Me has superado —espetó—: eres reconocida
por todos lados; yo en cambio, caí en el olvido —murmuró.
Ella rió.
—Te habías enfocado tanto en ser uno de los
mejores y comerte al mundo con esa carita de niño bonito… y te salió mal todo
—dijo ella encogiéndose de hombros—: no me sorprende.
—¿Me odias por lo de antes? —preguntó Bill.
—No —frunció el ceño (Tú)—, creo que con
todo esto ya me he olvidado de… eso y estoy contenta —sonrió tranquila—. Te
demostré que no soy lo que pensabas —se pone frente a él y le golpea suavemente
su hombro.
—Lo sé —asintió el rubio.
Ambos rieron.
—¿Aún sigo siendo tu amor platónico?
—espetó Bill intrigado.
—Ya no le interesas a Koa: tiene novio
—intervino Rue saliendo del camerino.
—¡Rue! —exclamó (Tú)— No, no es cierto Bill
—negó con la cabeza.
Bueno, al menos lo intentó Bill.
—Puede que aún lo seas —continúo ella—,
puede que no: quién sabe —se encogió de hombros.
—Puedo volver a serlo, si tú quieres.
—¡Declaraciones de amor! Oh, mierda: voy a
vomitar mariposas y arcoíris. —se quejó Rue y luego se fue.
(Tú) rió aún más: Rue era chistosa cuando
quería.
—No le hagas caso —dijo al fin—: me envidia
porque a ella la tachan de hombre —arruga su nariz.
—¡No puedo creerlo! —exclamó Bill riendo—
Que cosas ¿ah?
—Sí: no sabes lo que pasa aquí realmente.
De nuevo otro silencio.
—¿Pero sí me darás un autógrafo tuyo?
—inquirió él.
—Los que quieras —sonrió ella.
(Tú) estaba por acercarse a él para darle
otro fuerte abrazo hasta dejarlo sin aliento, pero al dar el primer paso
Emmanuel interrumpió.
—Kaulitz: los ánimos se han calentado entre
Sheen y Tom. Pelean por mi hermana —dijo.
—No, no de nuevo —bufó (Tú)—: vamos Bill.
Y entraron al camerino.
Miss Slenderman
Bueno, chicas... aquí está el segundo oneshoot.Perdón por tardarme tanto, pero bueno: ya terminé mis exámenes. Y también quería decirles que la historia se muda, esta vez a facebook. Quien quiera puede agregarme a mi facebok (no lo quería dar, pero bueno): www.facebook.com/LiseAlieen. Haré un grupo y me dicen que son las que quieren leer la historia y ya las agregaré. Lo pensé mucho y así lo decidí, pues aquí en blogger mis entrada no aparecen, en fin.
Espero les guste el segundo oneshoot (y ojalá se vea también). Las que puedan corran las voz, ¡gracias! :-) Eso es todo.
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